¿A DONDE VA CUBA?

Introducción

Cuba parece un anacronismo en el mundo de hoy. Otros ex estados «socialistas», reintrodujeron el capitalismo en los trastornos ocurridos en la década de 1990. En Rusia, el Partido Comunista fue derrocado y se derrumbó el sistema. En China y Vietnam, los partidos comunistas llevaron a cabo un proceso controlado de reformas para restablecer una economía de mercado. Solo Cuba (aparte del fenómeno coreano) ha mantenido hasta hoy una economía que no está dominada por las leyes del mercado, sino por un plan [1]. ¿Introducirá Cuba el capitalismo, como en Rusia de una forma caótica?, ¿O una restauración controlada como en China y Vietnam?, ¿Va a seguir siendo un «anacronismo»?, ¿O se desarrollara en una dirección completamente nueva?.

El Partido Comunista de Cuba (PCC), salvó su sistema mediante la introducción de mecanismos de mercado que han aumentado la desigualdad social y socavan la planificación económica. Debido a esto, Cuba está en una encrucijada: el «status quo» representa un equilibrio muy delicado que no puede mantenerse indefinidamente. Se ven cambios cualitativos en el horizonte.

Este documento examina las perspectivas para Cuba y trata de entender y desarrollar una respuesta programática desde una perspectiva marxista revolucionaria. Este análisis se basa en parte en gran medida en el trabajo de diferentes corrientes trotskistas – vamos a presentar nuestra posición sobre el debate interno-trotskista al final. Creemos que el desarrollo de Cuba será de gran importancia para la lucha de clases en América Latina y en todo el mundo. Queremos contribuir al debate sobre este desarrollo, e invitamos a todos los izquierdistas a discutir con nosotros y a defender política y materialmente con las herramientas del marxismo.

Índice

Capítulo 1:       Cuba hoy día

Capítulo 2:       La Revolución Cubana

Capítulo 3:       Entre verde oliva y rojo

Capítulo 4:       La Revolución cubana comenzó en 1917

Capítulo 5:       El Bonapartismo en Cuba

Capítulo 6:       Un Estado obrero degenerado

Capítulo 7:       «El Período Especial»

Capítulo 8:       Estabilización

Capítulo 9:       El ejército, la burocracia y el partido

Capítulo 10:     El desarrollo de la economía

Capítulo 11:     La trayectoria del régimen cubano

Capítulo 12:     El «Camino de China»

Capítulo 13:     Tres caminos posibles

Capítulo 14:     Las tareas de los marxistas

Bibliografía

Capítulo 1: Cuba hoy día

A partir de 2008, Cuba sigue siendo un país pobre con una renta per cápita del producto interno bruto de EE.UU. $ 9.500 – aproximadamente una quinta parte de la cifra equivalente en los EE.UU. (US$ 47 000). Sin embargo, en categorías como salud y educación, Cuba puede competir con su vecino del norte: su tasa de mortalidad infantil es de 5,82 (frente a 6,26 en los EE.UU.) y la expectativa de vida promedio es de 77,45 años (en comparación con 78,11 en los EE.UU.). La tasa de alfabetización es del 99,8%, justo por encima de la tasa de EE.UU… Estas estadísticas son aún más sorprendentes cuando se comparan con las de sus vecinos del Caribe, por ejemplo en Haití, la tasa de mortalidad infantil es de 59,69, diez veces mayor que en Cuba.

Estas cifras sólo se explican por la economía planificada que no ha abandonado por completo la población a la anarquía del mercado (al igual que todas las demás economías del hemisferio). A pesar de que las reformas en la década de 1990 permitieron que sectores del mercado de la economía se expandieran, el 78% de los trabajadores de Cuba siguen siendo empleados por el estado cubano [2]. A pesar de que en el próximo período mas de un millón de empleados estatales serán despedidos [3]. La propiedad privada es muy limitada – en Cuba no existe una clase social que posea los medios de producción, es decir, no hay burguesía – y la mayor parte del comercio exterior se desarrolla en el marco de un monopolio estatal. Gran parte de la economía esta excluida de los dictados del mercado y la ley del valor capitalista.

Capítulo 2: La Revolución Cubana

Cuba estuvo dominada históricamente por el imperialismo, primero como colonia de España y luego como una semicolonia de los Estados Unidos. La isla obtuvo su independencia en 1902, pero la Constitución cubana incluyó una enmienda que otorgaba a los Estados Unidos el derecho a intervenir militarmente en cualquier momento hasta 1934. El poder político del imperialismo de EE.UU. tuvo una base económica, ya que empresas de EE.UU. eran dueña de una gran parte de las tierras y la industria cubana. Por ejemplo, el capital yanqui controlaba el 35% de la producción de azúcar, junto a un sinnúmero de hoteles y casinos, mientras que el resto de la economía pertenecía a una pequeña burguesía cubana servilmente pro-imperialista [4].

Esto mantuvo a la población cubana, especialmente en el campo, en la pobreza y la ignorancia. En 1952, cuando parecía que el Partido Ortodoxo había ganado las elecciones presidenciales con un programa exigiendo  reformas sociales y una mayor independencia económica, el ejército cubano bajo el mando del sargento Fulgencio Batista estableció una dictadura con el apoyo de los EE.UU. Cuba sólo obtuvo la independencia real con la revolución de 1959.

La Revolución Cubana fue dirigida por un movimiento de guerrillas bajo el liderazgo de Fidel Castro, un abogado y ex miembro del Partido Ortodoxo que había sido llevado a la corte, por luchar en contra de la dictadura de Batista antes de comenzar la lucha armada de guerrillas, con el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio 1953. El Movimiento 26 de Julio (M-26) representa una coalición de clases: pequeños campesinos, burgueses, proletarios rurales, intelectuales burgueses y algunos trabajadores. Su base social principal, como es el caso de cualquier guerrilla, los campesinos pobres y sin tierra. Como resultado, el movimiento no tenía ideología o programa político claro – el M-26 ni siquiera celebró una conferencia para determinar su política. Esta organización caótica, le dio a la dirección una gran autonomía: las decisiones eran tomadas a través del pronunciamiento de los líderes en lugar de una democrática toma de decisiones por parte de los miembros.

El objetivo de la guerrilla, como se explica en el «Manifiesto de la Sierra Maestra» en 1957, fue «el bello ideal de una sociedad cubana libre, justa y democrática» [5]. Hicieron un llamamiento a los EE.UU. para que dejara de vender armas a la dictadura cubana que estaba violando los derechos humanos. Mientras que algunos activistas del círculo íntimo de Castro, simpatizaban con el estalinismo (como su hermano Raúl y Ernesto «Che» Guevara), la guerrilla no estaba luchando por una revolución social. Sus objetivos eran progresistas – incluida la lucha contra el analfabetismo y el desempleo, la creación de una democracia parlamentaria, el desarrollo de la industria y sobre todo una reforma agraria – que no iba más allá del marco del capitalismo.

El colapso de la dictadura no se debió exclusivamente a las actividades de la guerrilla y sus combatientes, que eran superados en número por el ejército de Batista. Fue una huelga general de los trabajadores cubanos que finalmente llevó a Batista a huir del país en la víspera de Año Nuevo de 1958 [6]. Esto creó un vacío de poder que fue llenado por el pequeño pero bien organizado-M-26, cuando este entró en La Habana, ocho días después de la huida de Batista.

Capítulo 3: Entre verde oliva y rojo

Cuando asumió el poder de la guerrilla, su programa se basaba en la visión utópica de un capitalismo independiente cubano, incluyendo una reforma agraria para dar tierras a los campesinos pobres y disminuir la influencia de EE.UU. en la agricultura. Castro pronunció la célebre frase de que la revolución «no era roja sino verde olivo» y en una visita a los Estados Unidos en abril de 1959, fue aún más lejos: «Clara y definitivamente no somos comunistas. Las puertas están abiertas a las inversiones privadas que contribuyan al desarrollo de la industria en Cuba. Es absolutamente imposible para nosotros de avanzar si no se llega a un entendimiento con los EE.UU.» [7].

El régimen de Castro no tuvo más remedio que aplicar una reforma agraria – de lo contrario, habría perdido su base de apoyo entre los campesinos. La reforma aprobada en mayo de 1959 fue moderada en el sentido de que ofrecía una generosa compensación a los antiguos propietarios. Pero el imperialismo yanqui se negaba a aceptar ningún paso en dirección a una mayor independencia de su colonia de facto en el Caribe, exigieron el pago inmediato de la indemnización, que fue, por supuesto, imposible para el estado cubano empobrecido por el robo y la huida a Miami de los gusanos.

La nueva dirección cubana estaba intentando un acto de equilibrio entre los capitalistas imperialistas y los burgueses locales que quedaban, por un lado y los trabajadores y campesinos por el otro. Por ejemplo, a lo largo de 1959, el M-26-J se movió en contra del Partido Cubano estalinista, el Partido Socialista Popular (PSP), y lo denunció como «anti-revolucionaria» por la organización de huelgas por mejores salarios [8]. Castro maniobraba en oponer las diferentes clases sociales una contra la otra, de esta manera el «Líder Máximo» concentró más y más autoridad en sus propias manos.

Al final, este equilibrio en una cuerda floja resultó imposible, ya que el imperialismo de EE.UU. exigió nada menos que la sumisión total. En el contexto de la Guerra Fría, el régimen de Castro se vio obligado a firmar acuerdos comerciales con la Unión Soviética para el envío de petróleo, ya que las refinerías de propiedad norteamericana en Cuba se negaban a procesar el crudo. El gobierno cubano nacionalizó las refinerías, lo que llevó al bloqueo adicional de petróleo venezolano en ese período y obligaron a Cuba a importar todo su petróleo de la URSS. La negativa de EE.UU. para comprar la cosecha de azúcar, el recurso más importante llevo a Cuba a firmar nuevos acuerdos comerciales con la URSS y China.

A partir del verano de 1960, grandes sectores de la economía cubana fueron nacionalizados – A finales de 1960, el 80% de la industria estaba en manos del Estado [9]. Sólo la intransigencia del imperialismo de EE.UU. – que culmino con la invasión de Bahía Cochinos patrocinada por Estados Unidos en abril de 1961 – junto con el hecho de que las masas trabajadoras de Cuba se movilizaron y armaron, empujó el liderazgo de Castro a los brazos de la burocracia soviética. Como el gobierno expropiaba el capital norteamericano y de la burguesía cubana y sus agentes, los patrones y sus lacayos terminaron huyendo en masa a Miami.

El M-26 se fusionó con el partido estalinista cubano el PSP. La organización fusionada se transformó gradualmente en un partido estalinista, siguiendo el modelo del Partido Comunista de la Unión Soviética. Este partido había abolido el capitalismo sin un papel activo, consciente y dirigido por la clase obrera. Las expropiaciones se llevaron a cabo por decreto, después de que el proletariado había sido burocráticamente atomizado en las organizaciones de masas de los estalinistas y toda la oposición fue suprimida. Esta abolición del capitalismo sin revolución de los trabajadores sólo fue posible debido a la existencia de estados estalinistas en gran parte del mundo [10].

Capítulo 4: La Revolución cubana comenzó en 1917

La Revolución Cubana comenzó en 1917 con la Revolución de Octubre en Rusia. Durante la primera guerra mundial imperialista, la clase obrera rusa, junto con los campesinos pobres, no sólo derrocaron a la monarquía zarista, pero también derrumbaron el poder de las clases poseedoras. Liderados por el partido obrero revolucionario, conocido como los bolcheviques, los obreros y campesinos formaron los consejos, que ellos llamaron “soviets” llevaron a cabo una reforma agraria sin ningún tipo de indemnización a los antiguos propietarios y la nacionalización de la industria bajo control obrero.

Este fue un proceso muy dinámico, un movimiento realmente vivo con gran participación de las masas. Las políticas se discutieron acaloradamente en los consejos y también en los comités del Partido Bolchevique. La unidad de acción se basaba en la libertad de discusión y toma de decisiones democráticas.

En una guerra civil larga y sangrienta, la clase obrera de Rusia defendió su revolución – siempre con la esperanza de que se desarrollaran revoluciones socialistas en otros países. Pero la ayuda necesaria no llego: la revolución alemana fue traicionado por los socialdemócratas y fue ahogada en sangre, y la república soviética de Hungría fue aplastada.

El aislamiento de la Unión Soviética fue drástico. La burocracia del Partido Comunista y del Estado soviético se liberó más y más de cualquier tipo de control democrático. Este desarrollo significó una contrarrevolución política que excluía a la clase obrera y sus consejos de las decisiones de los órganos de masas. La URSS no se convirtió en «estado de transición al socialismo, pero si en un “estado obrero degenerado”, como fue definido por Trotsky, en la que fue bloqueada esta transición por la burocracia estalinista, con la teoría del “socialismo en un solo país”.

El régimen reaccionario creado por la burocracia de Stalin ha sido descrito como una forma especial de bonapartismo. Bonapartismo se refiere a un aparato estatal de equilibrio precario entre las clases cuando no hay una clase lo suficientemente fuerte para imponer su dominio exclusivo. De esta manera, el Estado parece elevarse por encima de las clases que luchan y se expande de forma masiva, su aparato represivo sirve para disciplinar a las masas trabajadoras.

Un importante líder de la oposición al estalinismo, León Trotsky, se refirió al régimen de Stalin como «bonapartismo soviético (sería más correcto decir, anti-soviético)» [11], como la burocracia soviética jugaba el rol de árbitro en el equilibrio entre la clase obrera, el campesinado y el imperialismo mundial. La analogía de Trotsky al bonapartismo burgués no se refería al «clásico» bonapartismo de Luis Bonaparte, que surge en períodos de crisis capitalista (por ejemplo, el gobierno de Schleicher, en la República de Weimar en Alemania o en la dictadura Pidulski en Polonia). Por el contrario, se refiere al bonapartismo, ofensivo del período de la subida de la burguesía, es decir, en época de Napoleón Bonaparte.

El régimen napoleónico surgió de la reacción dentro de la Revolución Francesa, y lucho por un lado, contra los intereses de los pobres de la ciudad y la pequeña burguesía democrática, pero por otro lado contra los restos del feudalismo. El régimen de Napoleón, por un lado estaba por la abolición de las instituciones políticas de la revolución, al mismo tiempo defendía sus ganancias en términos de relaciones de propiedad burguesas – incluso amplió estos beneficios en toda Europa a punta de las bayonetas.

De manera similar, la burocracia estalinista se vio obligado a defender las conquistas de la Revolución de Octubre, sobre todo, la nacionalización de los medios de producción. Sin embargo, defendía estos intereses para su usufructo como una casta burocrática parasitaria, que se aprovechaba materialmente del producto del trabajo de las masas, no en beneficio de la clase obrera soviética e internacional.

La contrarrevolución política del estalinismo fue la semilla que plantó la burocracia para una contrarrevolución social (es decir, la restauración del capitalismo), que fue cosechada por el capitalismo 60 años más tarde. Dentro de la casta burocrática siempre hubo una fuerte tendencia hacia la restauración. Las reformas de Gorbachov socavaron la economía planificada y el régimen de Yeltsin culmino con el proceso de restauración capitalista. De esta manera, el capitalismo podía recoger la cosecha sembrada por la reacción estalinista.

Capítulo 5: El Bonapartismo en Cuba

Cuba nunca ha sido una sociedad socialista en la que la clase obrera gestiona los medios de producción democráticamente. Cuba nunca ha visto ningún tipo de democracia proletaria: ningún tipo de consejos de trabajadores y campesinos con delegados elegidos y revocables, similar al sistema soviético creado por la Revolución de Octubre en Rusia y, posteriormente aplastada por la contrarrevolución estalinista de los años 1920s/30s. La burocracia cubana no tuvo necesidad de llevar a cabo una contrarrevolución política para aplastar a los órganos de la democracia proletaria, porque esos órganos de tipo soviético simplemente no existieron: desde el principio se basó en el aparato del Estado bonapartista establecido antes de la expropiación de la burguesía. «Castro, quien en 1959 era un Bonaparte de la raquítica burguesía cubana, en 1962, se convirtió en un Bonaparte que “políticamente expropio a la clase obrera cubana» [12].

El régimen cubano, en comparación con el resto del «campo socialista», nunca ha sido particularmente represivo con la población – nunca ha habido tanques en las calles para aplastar una revuelta popular, como en Checoslovaquia en 1968 o en Polonia en 1981, y nunca hubo un extenso sistema de campos de concentración como en la Unión Soviética de Stalin. Los hermanos Castro gozan de legitimidad ante los ojos de grandes sectores de la población en comparación con otros dirigentes estalinistas debido a su papel en la lucha por la independencia. Sin embargo, el carácter esencialmente estalinista del sistema se ha puesto de manifiesto regularmente, mas recientemente cuando dos importantes políticos de la «generación joven», Felipe Pérez Roque y Carlos Lage, fueron removidos de todas las posiciones de liderazgo – de forma inesperada, sin discusión previa en el partido [13].

Otro ejemplo aún más dramático fue el caso de Esteban Morales, investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y EE.UU. en la Universidad de La Habana y colaborador habitual de periódicos oficiales cubanos y programas de televisión. En un artículo publicado en abril de 2010 en el sitio web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), preguntó si la corrupción es «la contrarrevolución verdadera». Él escribió: «Cuando observamos de cerca la situación interna de Cuba hoy en día, no podemos tener duda de que la contrarrevolución, poco a poco, está tomando posiciones en ciertos niveles del Estado y del Gobierno (…) Sin lugar a dudas, es cada vez más evidente que hay gente en posiciones de gobierno y el Estado que se están preparando financieramente para cuando la Revolución se caiga, y otros tienen casi todo listo para la transferencia de activos estatales a manos privadas, como ocurrió en la antigua URSS» [14]. A pesar de el hecho de que Morales no atacó a la propia burocracia, y sólo limitó su crítica a los elementos más corruptos dentro de ella, fue expulsado del Partido Comunista y se le prohibió expresarse en los medios de comunicación. Este ejemplo muestra la poca esperanza que existe para que la burocracia cubana se pueda reformar a sí misma en una dirección socialista.

Al igual que en los días de la guerrilla, la dirigencia cubana de hoy día tiene una gran autonomía en relación a la población, e incluso ante de su propio partido y las estructuras del Estado. Un ejemplo reciente de ello es el «Grupo de Apoyo del Comandante», organización que es separada de los partidos políticos de apoyo a Fidel totalmente fuera de las estructuras del PCC. (Esta es una versión menor de la China de Mao, donde los dirigentes maoístas, también producto de una guerra de guerrillas de base campesina, pueden maniobrar relativamente autónomos, en relación a otras esferas de la burocracia gobernante) [15].

Formalmente las instituciones democráticas, tales como la «Asamblea del Poder Popular», inspirado en un parlamento burgués, fueron creadas sólo con la Constitución de 1976, es decir, más de 15 años después de la revolución. Hay asambleas para elegir los candidatos a este parlamento, que integra una gran parte de la población. Sin embargo, en estas asambleas no hay campañas, no hay programas políticos y, sobre todo, los partidos políticos u organizaciones, incluso al PCC no le está permitido hacer campaña. Los estudios muestran que la mayoría de los cubanos seleccionan a estos candidatos sobre la base de criterios como «la honestidad» – por desgracia hay gente “honesta” que puede apoyar la restauración del capitalismo. En este marco, el Partido Comunista mantiene su hegemonía no oficial: el 70% de los candidatos son miembros del PCC, a pesar de que representan sólo el 15% de los electores [16].

Capítulo 6: Un Estado obrero degenerado.

El sistema de Cuba se inscribe en el análisis de León Trotsky de un estado obrero degenerado: una sociedad en la que la propiedad privada de los medios de producción ha sido abolida (una condición previa para la transición al socialismo), pero en que una burocracia privilegiada controla todas las esferas políticas, las instituciones económicas, y suprime todas las actividades independientes de las masas. Por lo tanto, la transición al socialismo – la extinción del Estado para que la población activa cada vez mas se haga cargo de todas las tareas de la administración – se bloquea. Y como resultado, todo el sistema tiende a volver hacia atrás, al capitalismo.

Los Trotskistas definieron a Rusia, como un “estado obrero políticamente degenerado”, debido a que: la dictadura del proletariado había tomado la forma paradójica de una dictadura política de «un Estado burgués sin burguesía” sobre el proletariado. La forma del estado es como una máquina políticamente contrarrevolucionaria, bonapartista que aún descansaba sobre las bases sociales del capitalismo post-establecido por la Revolución de Octubre. Esa máquina del estado seguía siendo el órgano de un estado obrero, ya que defendió las relaciones de propiedad revolucionaria. Sin embargo, los defendió a su manera y por sus propios intereses materiales, con el fin de mantener sus privilegios de casta contra la clase obrera, expropiando su producto social para su propio beneficio [17]. En Cuba el dominio burocrático y, por lo tanto degenerado comenzó a diferencia de Rusia, desde su inicio.

La Revolución Cubana nunca ha visto debates sobre la democracia de los trabajadores. En los primeros días de la revolución, hubo debates acerca de cómo aumentar la productividad de los trabajadores. El régimen empleó una mezcla de incentivos materiales, los «incentivos morales» y la represión. El Che Guevara promovió los incentivos morales (pidiendo a los trabajadores que trabajaran más duro con el fin de promover la causa del socialismo), como parte de su concepto del «hombre nuevo». Sin embargo, este debate no incluyó ninguna mención de la democracia de los trabajadores como una forma de aumentar la productividad mediante la reducción de despilfarro de la burocracia y la mala gestión de los encargados. De hecho, Guevara respondió a las críticas de burocratismo por parte de la organización trotskista cubana mediante la supresión de su partido [18].

El revolucionario ruso León Trotsky, en cambio, explicó las características esenciales de la democracia de los trabajadores en una economía planificada: «Los intereses de los productores y las necesidades de los consumidores (…) puede encontrar su expresión sólo por medio de una plena y floreciente democracia de los productores y los consumidores. La democracia, en este caso particular, no es una especie de principio abstracto. Es el único mecanismo concebible para preparar el sistema socialista de economía, y materializarlo de una manera viva» [19]. Por lo tanto, la democracia obrera en Cuba, y no es una cuestión de hacer que el sistema político sea más «amigable», pero esencialmente hacer que la economía planificada funcione bajo la democracia de las decisiones tomadas por los trabajadores.

El capitalismo utiliza el mercado como un mecanismo muy impreciso para medir las necesidades de la población (impreciso porque el mercado no mide las necesidades en sí, sino sólo aquellas necesidades que pueden ser pagadas, rentables y que produzcan ganancias). Pero en una economía planificada, el único mecanismo revolucionario es la discusión democrática. La planificación burocrática, suprime toda discusión y la crítica, es necesariamente ineficiente porque las necesidades de la población no pueden ser conocidas. Además del hecho de que los burócratas falsean sus propias estadísticas.

Capítulo 7: «El Período Especial»

A mediados de la década de 1980, la dirigencia cubana implementó una campaña de rectificación y de recentralización de la economía. En contra del espíritu de la época de Michail Gorbatchov y su Perestroika, esto aminoró un poco el colapso completo del sistema cubano, cuando el Consejo de Ayuda Económica Mutua se vino abajo y con ello una gran parte del comercio exterior de Cuba [20]. La respuesta a esto fue el «Período Especial en Tiempos de Paz», que comenzó el 26 de julio de 1990. En 1993, el PIB de Cuba se había hundido en un 30% – las importaciones de petróleo hasta en un 70% [21].

Una reforma constitucional de 1992 permitió la inversión extranjera en la isla bajo ciertas condiciones. Las nuevas empresas conjuntas (Empresas Mixtas) son administradas por el Estado cubano y las corporaciones multinacionales. El primero de estos negocios fue abierto por una empresa de turismo de España – para el año 2005, España tuvo el mayor número de empresas mixtas, llegando a más de 100 empresas [22].

En 1993, algunas granjas estatales fueron transformadas en cooperativas de agricultores y los pequeños negocios fueron legalizados. El 2001, había 150.000 pequeños negocios legalizados en la isla, que operan bajo muchas restricciones: por ejemplo, los paladares, pequeños restaurantes privados, que sólo puede servir a doce clientes a la vez [23]. Además, todo tipo de empresas en el mercado negro sirven comidas, venta de souvenirs, alquiler de vídeos o millares de otras empresas informales, como el fenómeno generalizado de la prostitución, que había desaparecido en 1990, pero resurgió con el comienzo del «período especial» [24]. Todos estos sectores representan conjuntamente un importante sector de la pequeña burguesía en la economía.

La distribución de alimentos ha sido cada vez más privatizada. Fue organizada casi en su totalidad por el Estado hasta 1995 [25], pero en el año 2000, más de la mitad de la comida fue distribuida por el sector privado [26]. Ahora el gobierno solamente entrega raciones de alimentos, a lo sumo, dos semanas de cada mes – el robo y el comercio en el mercado negro se aprovechándose de la necesidad de la población para satisfacer sus necesidades básicas.

También en 1993, el dólar de EE.UU. fue legalizado. Con el objeto de canalizar moneda extranjera tanto como sea posible, el estado abrió tiendas que venden productos extranjeros en dólares. Los cubanos pueden adquirir dólares de varias maneras: a partir de las remesas de familiares en el extranjero, de las relaciones de negocio con los turistas y también de la corrupción. A partir de 1994, el Estado paga las primas para los empleados estatales en dólares, junto al salario normal en pesos. En 1999, aproximadamente un tercio de los trabajadores de las islas se beneficiaron de estos bonos [27]. Por supuesto, esto está muy lejos de las ideas del Che Guevara de «estímulos morales».

Curiosamente, el azúcar ya no es el rey de la economía cubana. En 2006, Cuba fue sede de dos millones de turistas extranjeros por primera vez – este sector emplea a 80.000 trabajadores directos y de acuerdo con algunas estimaciones otros 200 mil indirectamente [28]. El año 2000, el turismo sumo 1900 millones de dólares, mientras que las exportaciones (incluido el azúcar y el níquel), sólo contribuyó con 1500 millones [29]. La cosecha azucarera de Cuba actualmente ha alcanzando mínimos históricos, por debajo de cualquier otro producto en los últimos cien años.

Capítulo 8: Estabilización

La economía de Cuba ha visto una cierta estabilización desde 1999, cuando Venezuela comenzó a enviar petróleo barato a cambio de médicos cubanos. Esto hizo posible que el gobierno dolarice la economía, la introducción del peso convertible en el año 2004. Sin embargo, para el día de hoy, existen dos monedas en Cuba: la «normal» el peso que se paga a los trabajadores y el peso convertible, vinculado al dólar, que está disponible en las remesas, turistas, etc.

Las reformas introducidas por Raúl Castro han permitido a Cuba comprar teléfonos móviles, ordenadores y reproductores de DVD en las tiendas estatales en pesos convertibles, así como su estancia en hoteles extranjeros que anteriormente dejaba afuera a los cubanos [30]. Teniendo en cuenta que un trabajador cubano promedio gana 20 dólares de EE.UU. por mes, y un DVD reproductor cuesta $100 dólares o más, es innegable que la desigualdad social en la isla es cada vez mayor. En los últimos años, el PIB ha ido en aumento, mientras que el nivel de vida promedio no ha aumentado, lo que significa que la brecha entre ricos y pobres ha ido en aumento. En concreto, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad social en un país, casi se duplicó0,22 a0,41 entre 1986 y 1999 [31].

El ex ministro cubano de la economía, José Luis Rodríguez García, llamó a estos mecanismos capitalistas, una «concesión» a la economía de mercado que era «inevitable», a pesar de que contradice la supervivencia del «proyecto revolucionario». Para él, la inevitabilidad fue el resultado de los agujeros en el plan: estos agujeros, que automáticamente serían ocupados por el mercado (negro), debería al menos ser objeto de controles estatales. Pero su única receta para garantizar la supervivencia de la economía planificada era los «valores políticos y morales» del pueblo cubano, en lugar de las estructuras económicas o políticas concretas [32]. Del mismo modo, los «Amigos de Cuba» en el exterior ponen su fe en las convicciones de la dirección o en la conciencia de la población, mientras que con las recientes reformas económicas se están preparando las bases para la restauración del capitalismo.

Estas reformas han sido defendidas por algunos marxistas, comparable a la Nueva Política Económica (NEP) en la Unión Soviética, que fue presentada después de la guerra civil para reactivar la economía. Sin embargo, el sector privado que surgió bajo la NEP fue bajo el estricto control de la burocracia del Estado de los trabajadores. En Cuba, por el contrario, es la propia burocracia, principalmente los militares, que se beneficia de las reformas económicas.

Capítulo 9: El ejército, la burocracia y el partido

Las empresas mixtas de Cuba se ejecutan principalmente por medio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). El líder de larga data del Ministro de las FAR y ahora el principal dirigente de la isla, Raúl Castro, se ha considerado un «reformador» desde la década de 1980. Las empresas militares son ahora el mayor socio de capital extranjero en Cuba, que controlan alrededor del 40% del PIB: el turismo Gaviota SA, sociedad holding, de propiedad de las FAR, es una de las mayores empresas en la isla [33].

La existencia de empresas privadas ha llevado a la corrupción generalizada en todos los niveles del sistema cubano: desde los inspectores locales al aceptar sobornos de las pequeñas empresas, hasta los generales recibiendo sobornos durante la negociación de varios acuerdos millonarios con empresas de turismo internacional. Desde una perspectiva marxista, el acontecimiento más peligroso consiste en grietas en el monopolio estatal del comercio exterior. Por ejemplo, las empresas conjuntas pueden importar bienes propios, sin pasar por el plan económico de Cuba. Un grupo de economistas cubanos determinó ya en 1995: «La actividad del comercio exterior, antes totalmente controlado por el Ministerio de Comercio Exterior, ha sido tomado directamente por un número creciente de empresas pertenecientes a organismos estatales, las sociedades comerciales que pertenecen a capital cubano, empresas mixtas y los representantes de las empresas extranjeras» [34].

El partido gobernante, el Partido Comunista de Cuba (PCC), no fue fundado hasta seis años después de la revolución – y no celebró su primer congreso hasta seis años después de eso. El PCC no era, antes de la «institucionalización» de la revolución en la década de 1970, el aparato político central de la isla, ese papel era reservado para las fuerzas armadas. Ahora el sistema político se basa en un equilibrio de poder entre el partido (a menudo se superponen) y las burocracias militares. Precisamente en los momentos difíciles del «período especial», el PCC aumentó de manera dramática: en su congreso celebrado en 1997, el partido tenía 780.000 miembros, un tercio de los cuales se unieron después de 1990 [35]. Fue en este contexto que se re-definió a sí mismo como el «partido único de los trabajadores cubanos» por el «partido único de la nación cubana» y sustituye el marxismo-leninismo con el nacionalismo cubano como su ideología guía [36].

En los últimos años también han visto un cierto aumento de las libertades democráticas. Hay menos censura de prensa, un poco mas de debate en las universidades, incluso es posible comprar obras de León Trotsky en la Feria Internacional del Libro en La Habana [37]. Pero esto es sobre todo una expresión de las reformas de mercado, no de la democracia socialista. Un sistema económico burgués requiere una cierta cantidad de discurso pública que se regulan a través de mecanismos de la oferta y la demanda.

Capítulo 10: El desarrollo de la economía

La característica definitoria de la actual economía cubana es el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos en 1962 bajo la «Ley de Comercio con el Enemigo», la cual fue reforzada en 1996 con la enmienda «Healms-Burton». Fuentes cubanas estiman que en los últimos cincuenta años la economía cubana ha perdido con el bloqueo de los EE.UU. aproximadamente 86 mil millones dólares [38].

Sin embargo, Cuba importa grandes cantidades de alimentos procedentes de los Estados Unidos. El problema histórico de Cuba, es su falta de desarrollo industrial y su dependencia resultante de las exportaciones de azúcar y el turismo (que el Che Guevara criticó cuando renunció a la dirección cubana), ha hecho que Cuba siga siendo dependiente de las importaciones: de China, Europa, Canadá y también de los EE.UU. En 2007, Cuba gastó más de la mitad de mil millones de dólares en importaciones de alimentos de los EE.UU. – a pesar del embargo que dictó las condiciones desfavorables para la parte cubana. Esto debido a que el sector agrícola de Cuba produce sólo el 20% de las necesidades de la población, los EE.UU. es la fuente más importante de alimentos para la población cubana [39].

Si bien el liderazgo de Cuba exhorta a los trabajadores a «quejarse menos y trabajar más» [40], el problema fundamental es que este tipo de estado obrero puede ofrecer pocos incentivos a la clase trabajadora para aumentar la productividad. Sólo puede beneficiar o sancionar de una manera muy limitada (es decir, tiene pocas zanahorias y pocos palos). Como resultado de esto, existe el peligro de que los trabajadores industriales vean oportunidades de progreso en un sistema capitalista y por lo tanto ven su futuro allí.

Considerando que un mercado capitalista se basa tanto en la amenaza del desempleo y la promesa de progreso, una economía burocráticamente planificada se basa en el pleno empleo y la pobreza generalizada. El único mecanismo sostenible para aumentar la productividad es la democracia de los trabajadores, que permita la participación de toda la población trabajadora en la gestión de todos los aspectos de la vida política y económica del país, (y trabajar para extender la revolución más allá de las fronteras del país, para romper su aislamiento y fortalecer el socialismo interno e internacional).

Las reformas económicas más recientes propuestas por el gobierno cubano, que llama a los recortes en educación y gasto en salud es «inevitable» [41], ampliará aún más el sector privado. En la actualidad, un experimento para eliminar los 24.700 comedores estatales que ofrecen una comida de medio día para 3.400.000 trabajadores. Los trabajadores recibirán un cupón por valor de 15 pesos, que serán canjeables en establecimientos privados, en lugar de alimentos, si así lo quisieran. Si se aplican plenamente, esta reforma dará lugar a una explosión de las empresas privadas a expensas de la distribución de alimentos estatal.

En general se espera que las raciones de alimentos del estado («La Cartilla»), garantizando al menos algunas disposiciones básicas para toda la población, será la siguiente en desaparecer [42]. Incluso hay reformas en curso, para permitir el empleo privado, la reintroducción del trabajo asalariado con el fin de proporcionar puestos de trabajo, amenaza a un millón de trabajadores estatales que el gobierno considera superfluo [43]. El despido de hasta el 20% de toda la clase obrera en Cuba podría conducir a un cambio cualitativo en la relación entre los sectores público y privado de la economía.

Capítulo 11: La trayectoria del régimen cubano

El régimen cubano es conocido por su internacionalismo – Fidel Castro fue saludado por Nelson Mandela por la contribución de las tropas cubanas en la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica. Médicos cubanos en Venezuela y en todo el mundo han hecho importantes contribuciones a la elevación del nivel de vida en los países más pobres.

Sin embargo, la política exterior de Cuba nunca ha sido revolucionaria en el sentido marxista de la palabra. A lo largo de la última década, muchos países de América Latina fueron sacudidos por la crisis, sin embargo, el gobierno cubano nunca ha trabajado para canalizar estas crisis hacia la abolición del capitalismo. En la Argentina, Bolivia, Venezuela y Honduras, los representantes de Cuba han apoyado a una u otra figura populista burgués, en lugar de mostrar el camino a los trabajadores y campesinos con energía. A veces, la dirigencia cubana incluso ha apoyado a gobiernos completamente reaccionarios, como la dictadura militar establecida en Argentina en 1976. Esto se debió a que la dictadura, a pesar de que masacraron a la vanguardia de los trabajadores y los jóvenes con un saldo de mas de 30.000 desaparecidos. Todo esto porque la dictadura Argentina tenia una política de comercio exterior que le convenía a la Unión Soviética.

Lo más importante, en Nicaragua, después de que la lucha guerrillera y levantamientos de masas derrocó al régimen pro-imperialista y que puso a la orden del día la abolición del capitalismo, Castro alentó a los nicaragüenses a no seguir el «camino cubano», en otras palabras, no expropiar a la burguesía. Él utilizó la autoridad moral de la Revolución cubana no para aplastar, sino para salvar el capitalismo en América Central, debido a los intereses de la política exterior de la Unión Soviética en ese momento [44]. Del mismo modo, Castro defendió la invasión soviética para aplastar la “Primavera de Praga” en 1968 y la represión a Solidarnosc en Polonia en 1981, tal como siempre se opuso a cualquier rebelión interna contra el estalinismo, por temor a la inestabilidad potencial de su sistema.

Esta política exterior tiene dos fuentes: una es el concepto estratégico de la burocracia cubana y todo el antiguo «bloque socialista» que presenta como la meta de la revolución para el mantenimiento de sus sistemas burocráticos, sin participación real de los trabajadores. Esto fue descrito por Trotsky con respecto a la Unión Soviética en la década de 1930 [45]. La otra es la variante distorsionada del marxismo defendido por la dirigencia cubana que se basa en la estrategia de la lucha de guerrillas. Esta estrategia ha demostrado ser totalmente inútil y con caras consecuencias, cuando se intentó en Bolivia en la década de 1960 – sin embargo, en 1970, la clase obrera boliviana organizó una insurrección urbana y dejó muy claro que sólo ellos tenían el poder de romper las cadenas del imperialismo. Del mismo modo, los dirigentes cubanos lanzaron su peso detrás del gobierno de frente popular de Salvador Allende en Chile: Castro le regala a Allende un AK-47 de lujo, pero no ofreció asesoramiento a la clase obrera chilena en la necesidad imperiosa de armarse política y militarmente contra la contrarrevolución que se avecina, esto en claro contraste con los dirigentes bolcheviques en general y Trotsky en particular, en las diferentes situaciones de la lucha de clases nacional e internacional que tuvieron que confrontar.

Capítulo 12: El «Camino de China»

El desarrollo de China desde la década de 1990 muestra claramente que el capitalismo se puede restaurar en un estado obrero degenerado, sin grandes cambios en el régimen político. Cabe señalar que la prensa oficial cubana todavía se refiere a China como socialista, a pesar de que dos tercios de los millonarios del país (y hay muchos), son miembros del Partido Comunista de China. Más importante aún, toda la economía con pocas excepciones, está dominada por las leyes del mercado. El «Milagro económico» de China se ha basado en la superexplotación de cientos de millones de campesinos apiñados en las ciudades para trabajar como mano de obra barata para las corporaciones imperialistas multinacionales, con ínfimos salarios y prácticamente sin ninguna seguridad industrial.

Una comparación más cerca de Cuba se encuentra en Vietnam o Laos, donde el capitalismo fue también re-introducido en la década de1990 apesar de que estos países siguen siendo gobernados por «partidos comunistas». Dado que estos países carecen de un gran mercado interno como el de China, y la clase obrera es aún más pobres que en China: las corporaciones multinacionales están trasladando la producción de China a Vietnam para conseguir con mano de obra, incluso con salarios más baratos. Sectores de la burocracia de la burocracia cubana alaban a Vietnam como un modelo que Cuba debería imitar, por ejemplo, el economista Omar Everleny de la Universidad de La Habana dice: «Una cierta cantidad de mercado es necesario para el proceso de desarrollo en las condiciones de Cuba. Vietnam ha logrado introducir una economía con altas tasas de crecimiento y creciente bienestar, y hoy puede competir con los principales exportadores de productos básicos en el mundo» [46].

El problema es, por supuesto, que estas declaraciones fueron hechas justo antes del estallido de la crisis económica mundial que afectó a Vietnam con particular furor. En el año 2008, el número de personas en Vietnam sin suficientes alimentos casi se duplicó [47] – y el nivel salarial era aproximadamente la mitad de la de China [48]. No hay que hacerse ilusiones acerca de los planes de la burguesía cubana en el exilio en Miami, quienes esperan como buitres, para transformar la isla de nuevo en una colonia de los EE.UU. Ni duda cabe que las consecuencias de la reintroducción del capitalismo en Cuba serían aún más devastadoras que en Vietnam.

Grandes sectores de la burocracia cubana no está satisfecho de ser meros administradores de los medios de producción, ya que pueden perder sus privilegios por un simple capricho de un superior y segundo no pueden  transferir directamente estos privilegios a sus hijos. Ellos quieren ser verdaderos propietarios, como se han convertido sus homólogos chinos o vietnamitas. Sin embargo, existen múltiples obstáculos para esta ala restauracionista de la burocracia cubana. En primer lugar, está la enorme presión del imperialismo de EE.UU. La burocracia teme que si la apertura del país al capital extranjero se abra demasiado, van a ser arrastrados por el capital de EE.UU. por los gusanos que regresen de Miami [49]. En segundo lugar, la crisis económica mundial no sólo ha golpeado a Cuba, pero hace que la privatización no sea tan atractiva en las condiciones actuales del mercado. Por lo tanto, la burocracia está tratando de abrir la isla al mercado internacional muy lentamente, a través de profundizar las relaciones con China, Brasil, la Unión Europea, Canadá, etc.

Capítulo 13: Tres caminos posibles

El último congreso del PCC fue en 1997. El sexto congreso fue previsto inicialmente para 2008, se ha aplazado indefinidamente. Conociendo como opera la maquinaria estalinista de los partidos comunistas, este es un signo seguro de grietas dentro de la burocracia, que la dirección está trabajando para repararlas antes de que puedan aparecer en un congreso.

Creemos que hay tres posibilidades fundamentales para el desarrollo de Cuba en los próximos años:

1.         Un colapso total, posición que apoya el imperialismo de EE.UU. A pesar de que Obama hizo una campaña presidencial con la promesa de abrir un diálogo con el gobierno cubano, se ha vuelto a la antigua posición de EE.UU. de apoyo incondicional a la burguesía cubana en el exilio. Sin embargo, hay que señalar que la estrategia tradicional de Washington ya no es incuestionable dentro de la clase dominante de EE.UU. Un número de legisladores de EE.UU. están a favor de los acuerdos con el gobierno de Castro. Detrás de ellos están los capitalistas que quieren tener acceso a los mercados de Cuba inmediatamente, sin dogmáticamente tener que esperar por una agitación política en la isla. (La Cámara de Comercio de EE.UU. estima que la economía de EE.UU. está perdiendo $ 1.2 billones al año a causa del bloqueo). Las clases burguesas de América Latina en general se oponen a una toma de posesión violenta por parte de EE.UU. de la isla porque aumentaría la influencia de EE.UU. en todo el continente y ellos también pueden ser afectados. Por esta razón, la mayoría de los gobiernos de América Latina están prestando apoyo político (incluyendo a Cuba a través de acuerdos internacionales) y la ayuda económica (a través de acuerdos comerciales, como recientemente entre Cuba y Brasil) para el gobierno cubano. Sin embargo, es posible que la pequeña burguesía en Cuba pudiera ser ganada a la perspectiva de barrer el régimen actual – esto es, precisamente, donde las campañas de propaganda de los servicios secretos de EE.UU. se dirigen al interior y afuera de Cuba.

2.         Una reintroducción controlada del capitalismo, como ocurrió en China o Vietnam. En estos países, las banderas rojas y el sistema de un solo partido se mantuvo intacta, pero una parte de la burocracia gobernante se transformó en capitalistas y otra sección en funcionarios corruptos de un estado burgués. Una gran parte de la burocracia cubana apoya esta perspectiva – los oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias pueden ser considerados como la principal base social de este tipo de restauración capitalista. La nueva pequeña burguesía cubana también puede servir de base para esta variante. Sin embargo, la proximidad del imperialismo de EE.UU. haría que fuera un proceso muy difícil de controlar. Por ello, sólo ha habido tímidos pasos en esta dirección por la dirección cubana hasta ahora. Paradójicamente, la intransigencia diplomática de los EE.UU. probablemente ha obstaculizado las reformas pro-capitalistas de la burocracia cubana. Sin embargo, los ejemplos actuales de China y Vietnam muestran que esta forma de restauración es muy posible. La continua hostilidad del imperialismo de EE.UU. ha llevado a la burocracia a buscar acuerdos con las clases capitalistas de América Latina (cuyos recursos son extremadamente limitados, a pesar de años de crecimiento económico) o, preferentemente, con las potencias imperialistas europeas. Pero incluso sin este acuerdo, los pasos concretos hacia la restauración están en marcha con las “reformas” impulsadas por la burocracia, y todos sabemos que las relaciones de producción capitalista se reproducen casi «automáticamente», cuando se facilita su aparataje legal y económico hasta llegar a un punto de inflexión.

3.         Una revolución política de los trabajadores, que fue defendida por Trotsky en relación a la Unión Soviética y que se veía en forma incipiente en Hungría en 1956. La clase obrera cubana no ha jugado un papel político independiente desde la revolución, ya que carecen de un marco para expresarse. Eso hace que esta tercera posibilidad, se complique. Sin embargo, si el estándar de vida de los trabajadores está bajo ataque y la amenaza de la colonización EE.UU. les hace reconocer el peligro de convertirse en otro Haití (o por lo menos otra República Dominicana), no puede excluirse que no van a luchar para defender las conquistas de la revolución, hacerse cargo de las empresas, y organizar la formación de consejos de trabajadores y establecer un control sobre las instituciones económicas, subordinando el plan a la democracia de masas de la clase obrera. Mientras que una parte de la burocracia sin duda podría ser ganada para esta lucha, todas las experiencias de crisis revolucionaria en los estados estalinistas demuestran que es inútil esperar que la burocracia inicie este proceso de autotransformarse en un gobierno revolucionario, ya que les amenaza sus privilegios de casta. Una revolución en Cuba significaría, por segunda vez desde 1959, la expropiación del capital extranjero en la isla – Sin embargo, dado que no existe una clase capitalista endógena en Cuba, este proceso sería principalmente una transformación política y no una revolución social, ya que la tarea de expropiar a la burguesía local se completó en 1961. Para que esta posibilidad se haga realidad, se necesita urgentemente un partido revolucionario de los trabajadores sobre la base de un programa marxista – y que en este momento, debe ser construido ilegalmente. Este partido marxista tendría que tratar de intervenir en el Partido Comunista de Cuba. Sin embargo, con la reciente expulsión de Esteban Morales de la PCC pone de manifiesto, que una intervención para un programa revolucionario también tendría que llevarse a cabo de una manera semiclandestina.

Un programa para llevar a cabo una revolución de los trabajadores tendría que ser elaborado por los marxistas en la isla sobre la base de un análisis concreto de la evolución de las circunstancias. Pero sin duda tendría que incluir los siguientes puntos:

–          Por la defensa de las conquistas de la revolución, contra el imperialismo y la burocracia.

–          Abajo la burocracia. Democracia sobre la base de los consejos de obreros y campesinos para dirigir el país.

–          Por la libertad de organización, incluida la libertad de todos los partidos políticos que apoyan y defienden a muerte las conquistas de la revolución.

 –         Abajo los privilegios y la desigualdad social. No a los privilegios para los funcionarios. Por la expropiación de los «nuevos ricos».

–          Por un partido obrero revolucionario basado en la tradición del partido bolchevique que llevó a cabo la Revolución de Octubre y la Cuarta Internacional que engendró en su lucha la vieja guardia bolchevique, para continuar la lucha revolucionaria por el socialismo.

Sobre la base de una revolución política, Cuba no sería sólo un ejemplo moral, sino una fuerza política en la lucha contra el capitalismo en América Latina. En cada levantamiento popular – y en la última década se han producido más de unos pocos. Un gobierno obrero revolucionario en Cuba podría mostrar el camino al socialismo y dar soporte a los movimientos revolucionarios de America Latina, sobre la base de un programa marxista. En lugar de apoyar a las guerrillas aisladas y gobiernos «progresistas» burgueses, una política exterior revolucionaria aseguraría de que el Estado obrero en Cuba no se mantendría aislado política y materialmente durante mucho tiempo. Una revolución socialista en América Latina es la única posibilidad real para solucionar los problemas económicos de Cuba: mientras que un gobierno obrero revolucionario podría manejar la economía mucho más eficientemente que la burocracia, no hay manera de salir de la pobreza y el atraso dentro de los confines de una pequeña isla – se ha probado hasta el cansancio que no hay «socialismo en un solo país», y mucho menos en una isla.

En el análisis de la Cuba de hoy, dos errores básicos son posibles, dentro de los izquierdistas, uno de ellos es considerar a Cuba un país esencialmente socialista con algunas deficiencias de menor importancia en las cuestiones de la democracia [51]. Esto ignora totalmente las tendencias restauracionistas dentro del régimen y la permanente mala gestión burocrática. Todas las campañas de solidaridad con Cuba, mayoritariamente levantadas por los partidos comunistas estalinistas o antiguos grupos guerrilleros, significa nada más y nada menos que el apoyo al gobierno de Castro como también sus proyectos de privatización. El otro error es considerar que Cuba siempre ha sido o se ha convertido recientemente en un país capitalista [52]. Esto ignora el hecho de que no existe una burguesía cubana, es decir, sin clase que posee los medios de producción, y no puede explicar las estadísticas asombrosas sociales mencionadas al principio. Un correcto análisis debe basarse en el examen de la evolución contradictoria de una sociedad atrapada en medio del camino del capitalismo al socialismo, con tendencia a caer de nuevo en el capitalismo [53].

Capítulo 14: Las tareas de los marxistas

Los marxistas revolucionarios fuera de Cuba tenemos varias tareas fundamentales. Debemos defender las conquistas de la revolución cubana contra el imperialismo, en particular oponerse política y materialmente al criminal bloqueo de EE.UU. de la isla. Al mismo tiempo, tenemos que defender estos avances contra los planes de la burocracia gobernante que trata de dar nuevos pasos hacia el capitalismo. Para ello, debemos fortalecer la única base social concebible de una segunda Revolución Cubana, un movimiento de trabajadores independientes en la isla y alentar la solidaridad a nivel de base de los trabajadores latinoamericanos y a nivel internacional con los trabajadores cubanos por sobre las cúpulas reformistas o estalinistas.

No podemos caer en el discurso hipócrita del imperialismo sobre los derechos humanos mediante el apoyo a «disidentes» pro-capitalista que ya están ampliamente apoyados por la CIA. Sin embargo, no se debe dejar ninguna duda de que las medidas represivas que ahora se emplea contra la oposición pro-capitalista, puede, cuando el proceso de restauración este mucho más avanzada, también sea utilizado contra los trabajadores que luchan en defensa de sus derechos. Por lo tanto, hacemos un llamado a formar tribunales populares dirigidos por trabajadores y campesinos para examinar los casos de todos los presos políticos. Reconocemos el derecho fundamental de un estado obrero para defenderse contra los agentes imperialistas. Sin embargo, los trabajadores deben juzgar si todos los disidentes encarcelados en realidad tienen conexiones con los servicios secretos extranjeros y representan un peligro. Estos tribunales también deben inspeccionar las conexiones entre los principales funcionarios y las empresas imperialistas, a fin de poner un freno a la corrupción rampante.

En conclusión, nuestra defensa de Cuba no está bajo el lema “Por la Patria”, “Para Castro”, en cambio, decimos:

–          “Por el socialismo”, “Por la revolución mundial”, “Contra la burocracia gobernante” [54].

Notas:

1.         Corea del Norte sigue siendo otra excepción, pero que requiere un análisis especial.

2.         Todas las cifras provienen de una fuente más que no tienen nada que ver con las sospechosas organizaciones ligadas a la Agencia Central de Inteligencia: The World Factbook. 2008.

3.         Más sobre esto más adelante

4.         Poder obrero / Grupo de los trabajadores irlandeses: La revolución degenerada. Londres 1982. S. 82.

5.         M-26-J: Manifiesto de la Sierra Maestra.

6.         Para más información sobre el papel del movimiento obrero en la Revolución Cubana, consulte: Steve Colín: «La clase obrera en la revolución cubana». Revolución permanente # 14. Londres 2009. S. 34-40.

7.         Citado en: Martín Hernández: «Cuba… no es Una isla». En: Liga Internacional de Trabajadores: Marxismo Vivo. # 22. S. 109.

8.         Poder Obrero: La Revolución Degenerada S. 84.

9.         Ibíd. S. 85.

10.       Para nosotros, el término «estalinismo» no sólo se refiere a las políticas de la Unión Soviética bajo Stalin. Estalinismo se refiere a una sociedad en la que la propiedad privada de los medios de producción ha sido abolida, pero en el que una burocracia privilegiada tiene el monopolio del poder político y económico. Así, la «desestalinización», anunciada por Nikita Jruschov en 1956 no era más que una serie de cambios superficiales para garantizar el poder de la burocracia y no cambia nada fundamental sobre el sistema estalinista. Por lo tanto, una sociedad puede ser estalinista, independientemente de cómo la burocracia gobernante se sienta en relación a Stalin como persona.

            (Fidel Castro, por cierto, tiene varias críticas a Stalin, pero también dice un montón de cosas positivas acerca de él:.. «Stalin cometió errores grandes, pero también demostró una gran sabiduría (…) Él estableció la unidad en la Unión Soviética, se consolida lo que Lenin había comenzado:.. La unidad del partido le dio al movimiento revolucionario internacional un nuevo impulso «De: Tomás Borge:» El Nuevo Diario «Entrevista con Fidel Castro. Echarle la culpa a Stalin por todo sería un simplismo histórico»).

11.       León Trotsky: «El Estado Obrero, Termidor y Bonapartismo».

12.       Poder Obrero: La Revolución Degenerada. P. 87.

13.       Ian Urbina: «En Cuba, el cambio significa más de lo mismo, con control desde arriba». En: New York Times. 06 de abril 2009.

 14.      Eduardo Molina: «¿Que se Negocia en La Habana?». Alemán: «Worüber wird verhandelt en La Habana?») Ver también: Bill Van Auken: «Raúl Castro de Cuba da a conocer plan de despidos masivos.»

15.       Para una discusión sobre esto, véase: Roberto Ramírez: «Cuba Frente a Una Encrucijada». En: Socialismo o Barbarie. # 22. P. 97-102.

16.       Haroldo Dilla Alfonso / Gerardo González Núñez: «Éxitos y fracasos de una experiencia de descentralización. Los gobiernos locales de Cuba”. En: Lector de Cuba: Brenner. P. 81-83.

17.       Poder Obrero: La Revolución Degenerada. P. 130.

18.       «La represión contra [los trotskistas] se le dio luz verde después que  Guevara les critico duramente el articulo de Abril de 1961 en la edición de Voz Proletaria en la televisión nacional. El artículo en cuestión sostuvo que la técnica consejos consultivos establecidos en los lugares de trabajo aparentemente para dar el control de los trabajadores sobre el proceso de producción en cada unidad tenían un carácter burocrático «Gary Tennant: Disidente del comunismo cubano. El caso del trotskismo. Bradford 1999.

19.       León Trotsky: «La economía soviética en peligro». Hevorhebung Eigene.

20.       William LeoGrande H.: «El Partido Único de la Nación Cubana afronta el futuro». En: Max Azicri / Elsie Trato [editores]: El socialismo cubano en un nuevo siglo. La adversidad, de supervivencia y renovación. Gainsville 2004. P. 186.

21.       Philip Brenner [et al.] [Editores]: Un lector de la Cuba contemporánea. Reinventar la Revolución. Lanham de 2007. P. 1.

22.       Margarita Rosa Jiménez: «La economía política de ocio». En: Lector de Cuba: Brenner. P. 148.

23.       Juliana Barbassa: «El nuevo capitalista cubano». En: Lydia Chávez [editor.]: El capitalismo, Dios y un buen cigarro. Cuba entra en el siglo XXI. Durham y Londres 2005. P. 19-21.

24.       Jiménez: Ocio y tiempo libre. P. 150.

25.       Minor Sinclair / Martha Thompson: «La crisis agrícola y de transformación». En: Lector de Cuba: Brenner. P. 163.

26.       José Luis Rodríguez García: «El Camino a la Recuperación Económica». En: Azicri: El socialismo. P. 156.

27.       EBD. P. 155.

28.       Jiménez: «Tiempo Libre». P. 146-147.

29.       Andrew Zimbalist: «Medición de Desempeño Económico. Las perspectivas fuertes y débiles, en: Azicri: Socialismo. P. 172.

30.       New York Times: «Cuba elimina las restricciones a la venta de ordenadores y reproductores de DVD». New York Times. 13. März 2008.

31.       Stuart King: «Cuba: El Ultimo Estado Obrero?» En: Revolución Permanente. Numero 10. Herbst 2008. Londres. P. 39.

32.       García Rodríguez: «La recuperación económica». P. 150-151.

33.       Brenner: Lector de Cuba. P. 48.

34.       Citado en: Hernández: «Cuba… no es Una isla». P. 110.

35.       Leo Grande: «Partido Único». P. 191.

36.       EBD. P. 184-185.

37.       Esto no es una señal de que el gobierno cubano está abierto a las ideas revolucionarias de León Trotsky, sino que no están preocupados por una revolución obrera en la isla.

38.       Granma: «EE.UU. le ha costado «más de $ 86 mil millones. Granma Internacional. 04 de octubre 2006.

39.       Bieberich Bernd: «Acker Agonie auf dem». En: Lateinameria-Nachrichten. # 415. Enero de 2009. Berlín.

40.       Diego Dalay: «Raúl Castro anuncia medidas no agradables al pueblo cubano.»

41.       EBD.

42.       Rigoberto Díaz: «Los Privados Esperan aprovechar EL CIERRE de comedores Obreros en Cuba».

43.       Eduardo Molina: «Raúl anuncia un ataque a las conquistas de los trabajadores».

44.       Castro hizo un sinnúmero de declaraciones en este sentido.

            Por ejemplo: La situación en Nicaragua «requiere un programa de reconstrucción

nacional con la participación de todos los sectores de la sociedad nicaragüense.» Discurso en el 26avo aniversario  del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1979.

            O: «De acuerdo con Castro, el plan seguido por los nicaragüenses es» perfecto»: “Sin renunciar a ser revolucionarios, conviene posponer la construcción del socialismo hasta que sea posible y se limitarse por el momento a las reformas estructurales, siendo la más importante la reforma agraria » Entrevista con EFE: Castro habla del Desarme en América Central. 18 de febrero 1985.

 45.      León Trotsky: La revolución traicionada. Capítulo 8, Parte 1: «De la ‘Revolución al Status Quo».

46.       Gerardo Arreola: «Cuba requiere liberar todas las fuerzas productivas”. La Jornada. 17 de marzo 2008. México, D.F.

47.       Martha Ann Land: “Problemas Económicos de Vietnam».

48.       Alexander Jung / Wieland Wagner: «Die weiter Karawane zieht:Chinalanger nicht der Welt sein Billigfabrik morir». Spiegel Especial. # 3. Hamburgo de 2008. P. 68-75.

49.       Literalmente: «los gusanos». Definición de Castro para los burgueses exiliados.

50.       Pimienta Margot: «Los costos del embargo».

51.       Además de los partidos estalinistas, que ven a Cuba como un modelo, también hay muchas tendencias trotskistas que tienen una posición acrítica hacia el castrismo, como el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU), la Tendencia Marxista Internacional (CMI) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) de Argentina.

52.       La Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI) de Nahuel Moreno afirma que el capitalismo ha sido restaurado en Cuba y una «revolución democrática» contra la «dictadura capitalista» es necesario. La Internacional Socialista Tendencia (IST) de Tony Cliff siempre sostuvo que Cuba era «el capitalismo de Estado». El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) de Gerry Healy había un análisis de confusión, planteando que Cuba era una decisión del Estado capitalista por una burguesía débil. (En este momento hay silencio en lo que respecta a cualquier tipo de análisis de la Cuba de hoy.)

53.       «Cuba en la Encrucijada» («Cuba en la encrucijada»). FT-CI

54.       «Nuestra defensa de la URSS «, naturalmente, serán diferentes, como el cielo a la tierra, de la defensa oficial que está siendo llevado a cabo bajo el lema:» Por la Patria! ¡Por Stalin «Nuestra defensa de la URSS se lleva a cabo bajo el lema:» Por el socialismo! Por la revolución mundial! Contra Stalin («León Trotsky:» La URSS en guerra «)

Bibliografía

Libros sobre Cuba

Max Azicri / Elsie Deal [editores]: El socialismo cubano en un nuevo siglo. La adversidad, la supervivencia y renovación. Gainsville 2004.

Philip Brenner [et al.] [Editores]: Un lector de la Cuba contemporánea. Reinventar la Revolución. Lanham de 2007.

Lydia Chávez [editor.]: El capitalismo, Dios y un buen cigarro. Cuba entra en el siglo XXI. Durham y Londres 2005.

Análisis Trotskistas y Debate

Steve Cushion «La clase obrera en la revolución cubana.» Revolución Permanente # 14. Londres 2009. S. 34-40.

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Estados Trabajadores degenerado

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Artículos sobre Cuba

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 Bieberich Bernd: «Acker Agonie auf dem». En: Lateinameria-Nachrichten. # 415. Enero de 2009. Berlín.

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Ian Urbina: «En Cuba, el cambio significa más de lo mismo, con control en la parte superior». En: New York Times. 06 de abril 2009.

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